La flexibilización, por tanto, permite adecuar los procesos de aprendizaje a las necesidades espacio-temporales de los propios alumnos, y no al contrario. El autoaprendizaje debe entenderse en este contexto como el reconocimiento de las propias habilidades, el autoestudio, pero no la soledad o el aislamiento. Es difícil pasar de un modelo rígido a uno flexible.
Del modelo centrado en el profesor se gestionan nuevos ambientes de aprendizaje para pasar a uno centrado en el alumno que hace hincapié en el sujeto que aprende.
El modelo centrado en el alumno se construye sobre tres principios básicos: el primero es la noción de "aprender a aprender", esto significa diseñar un ambiente de aprendizaje idóneo para que el sujeto desarrolle de manera autónoma sus potencialidades de aprendizaje.
El segundo es el aprendizaje cooperativo. Existe "trabajo cooperativo cuando hay una reciprocidad entre un conjunto de individuos que saben diferenciar y contrastar sus puntos de vista de tal manera que llegan a generar un proceso de construcción de conocimiento.
El aprendizaje reflexivo tendría como finalidad enseñar a los estudiantes a pensar por sí mismos y a ser menos dependientes del profesor.